martes, 19 de mayo de 2009

TOMA NOTA, ZP…

(Escrito cuando Obama fue elegido presidente de los EE.UU.)

Lo sé. Ningún día es como el anterior ni como el siguiente. Hoy, es posible, que haya sido un gran día para los EE.UU de América.

Es posible que hoy empiece una nueva era en el mundo. Es posible que, a partir de hoy, comiencen a cambiar determinados conceptos en la historia de la humanidad. Es necesario que así ocurra.

Yo lo deseo, y tengo grandes esperanzas en que esto sea así. Los EE.UU de América siempre han sido influyentes en el mundo. Hoy, quizá sean menores estas influencias, pero aún pesan. Que ese mundo descontento, como es nuestra propia España, se lo agradezca al último presidente, George "uvedoble" Bush.

Zapatero, hoy, puede que duerma tranquilo. Es un infante que aún cree en Camelot. Cree que Barak Obama le va a arreglar sus errores. Cree que Barak Obama es como él. Me gustaría haber visto su sonrisa de niñato, de esos que no saben de que va esto, durante la toma de posesión del 44 presidente de los EE.UU.

Obama, nada le va a solucionar a un inútil como Zapatero. Obama, pasará de España mientras tenga un gobierno inútil y presidido por un andoba inútil como es Zapatero, dispuesto a dejar en la estacada a quien sea por sus propios caprichos (recuerden la retirada de las tropas españolas de Irak). Se ría o no se ría. Le aplauda o no le aplauda.

Obama es joven, pero es el presidente de los EE.UU de América y, que a nadie le quepa duda, luchará por su país, dentro y fuera de sus fronteras. Por una simple razón: porque cree en su país, algo de lo que Zapatero carece. Algo que Zapatero aún no ha aprendió ni aprenderá nunca.

Zapatero no tiene país. ZP tiene un mosaico de chupópteros y de sinvergüenzas que se han olvidado de España. No hay un destino para España. Hay un destino "per nos" que nos llevará al abismo, cuyo borde ya estamos viendo.

España está rota. España sangra por sus costados, herida y maltratada por un gobierno socialista que la está desangrando.

España ya no tiene crédito internacional. España, prácticamente, ya no existe.

¿Y queremos que nos lo arregle Obama? No, hombre. Obama exigirá y nos pondrá condiciones. ¿Qué se cree ZP? ¿Qué muerto Bush se acabó la rabia….?

Zapatero, lo primero que tiene que aprender es que un presidente de cualquier país, sean los EE.UU, o la vieja España, debe amar, comprender, querer y creer en su país. Luchar, dentro de sus poderes, dentro de la política internacional por hacerla grande y respetada.

Pero, ¿Quién se va fiar de un personaje que no respeta a su propio país y que le tiene sumido en un juego de la “Oca”?

Al ver hoy a Obama jurar su cargo, yo sentía envidia. Más de dos millones de norteamericanos le arropaban en la explanada del Capitolio de Wasington. Era una auténtica fiesta nacional de un pueblo orgulloso de su corta y joven historia. Orgulloso de su país. Un ejemplo para esta España olvidada por sus dirigentes y por muchos de sus ciudadanos que les apoyan. Un ejemplo para el Presidente español que deriva hacia ninguna parte.

Barak Obama tiene por delante mucho que demostrar. Tiene un gran desafío que no sólo atañe a su país. Podrá hacerlo bien o mal. Podrá equivocarse en sus políticas mundiales, pero, estoy segura que su norte serán los EE.UU de América.

Eso, simplemente eso, le permitirán entrar con letras de oro en la historia de su país.
Existen otros presidentes de otros países que llegarán a desear que la historia se olvide de ellos.

miércoles, 13 de mayo de 2009

EL NIÑO MENDIGO

(Cuento de Navidad que escribí hace años y que lo publicaron en El Faro)

En una chabola
cubierto de harapos,
dormita en el suelo
Jorge, de seis años.
Sueña con los Reyes
que nunca pasaron
por aquella puerta
siempre sin zapatos.
Muy cerca su padre
bebe un vino amargo,
y mira a su hijo
mientras llena el vaso.
- ¡Vamos, que ya es de día
y hay que ganar algo!.
Y le zarandea
para despertarlo.
- ¡No puedes ser vago!
- Padre ¿dónde vamos?
- A pedir limosna
para comer algo.
Y Jorge obedece,
calza sus zapatos
y abrocha el abrigo
que no se ha quitado.
Su triste mirada
de niño obligado,
se posa en su padre
diciendo: ¿nos vamos?.
Ve sobre la mesa
un mendrugo duro
y dice extrañado:
- ¿Es que sobró anoche?
- No hijo, no ha sobrado,
no lo cené yo
para que tu puedas
hoy desayunarlo.
Pero no preguntes
y vamos andando.
- Padre, tengo frío,
dice bostezando
y su cuerpecillo
se encoje y tirita
dentro del abrigo
sucio y heredado.
- Anda más deprisa
para no notarlo!
Contesta su padre
avivando el paso.
De pronto, se para,
pasa mucha gente
y dice a su hijo:
- Tú quédate aquí.
Este es un buen sitio
para sacar algo.
Yo estaré allí enfrente
siempre vigilando.
Extiende la mano
y repite siempre
diciendo bien alto:
Por amor de Dios
una limosnita
¡para comer hoy!.
El niño obedece
y casi gritando
suplica a la gente
que pasa deprisa
llena de paquetes
sin hacerle caso.
- denme algo, denme
algo…
repite cansado.
Y la vocecilla
que empezó gritando
es ahora un susurro
débil y apagado.
Aquella manita
que firme pedía
cae en su bolsillo
helada y vacía.
De pronto sus ojos
se agrandan y miran
un escaparate
lleno de juguetes
que ahora se ilumina.
Ya no pide nada
solamente mira.
Y aquella mirada
se clava en su padre
que pide y vigila.
El mudo mensaje
espolea su alma
y sin saber cómo
impotente grita.
- ¡Por piedad, señor,
denme una limosna
para comprarle algo
a mi hijo hoy!.
También es un niño
y quiere un regalo.
Sus ojos llorosos
dicen que no miente
y de pronto alguien
que pasa, le atiende.
Abre su cartera
y saca un billete
que pone en su mano
mientras le dice:
- Cómprele un juguete.
Yo he sufrido mucho
por no tener Reyes.
El mendigo calla.
No puede siquiera
ni darle las gracias
porque la sorpresa
seca su garganta.
Aprieta el billete
en su sucia mano
y mira a su hijo
que sigue extasiado.
Se acerca y le dice:
- ¿Qué estás tu mirando?
- ¡Padre, aquel caballo!
¡Fíjate en la cola
y además es blanco!.
Pero tú me has dicho…
que a nuestra chabola
no vienen los Magos
y nunca me dejas
poner el zapato…
- Pues creo que este año
vienen muy cargados
y a los niños buenos
hasta en las chabolas
van a dejar algo
- Padre ¿es verdad eso?
- Yo nunca te miento,
y vamos deprisa
para que te encuentren
descalzo y durmiendo.
- Tu vas muy despacio
¡yo me voy corriendo!.
Jorge se adelanta
y va por la acera
saltando contento
con aquel caballo
en su pensamiento.
Entra en la chabola.
Después se descalza,
los limpia con agua
y los saca brillo
con la bocamanga
de su viejo abrigo.
Después los coloca
alegre y saltando
cerca de la puerta,
y hay un ángel bueno
que sonríe al verlos
por fin, esperando.
Su padre le llama:
- ¡Ven a cenar, Jorge!
- ¡Yo no tengo ganas!.
Padre, si me dejas
me voy a la cama.
¿Pensarán los Reyes
que he sido bueno
y me traerán algo?.
Hoy no gané nada.
- Porque no te han dado.
Tú fuiste obediente
y los Reyes Magos
se enteran de todo.
- ¿Verán mis zapatos?
- ¡Claro que los ven
y dejarán algo!.
Verás como este año
no pasan de largo.
Jorge confiado,
sonríe contento
mientras se acurruca
entre los harapos.
Después dice bajo:
- Por favor, Melchor
que sea el caballo.
Y con la sonrisa,
plasmada en los labios,
se queda dormido
pensando en los Magos.
Su padre le arropa
y sale despacio
hacia aquella tienda
donde está el caballo.
El dueño le mira
no muy confiado,
mientras le pregunta:
- ¿Quería usted algo?
- Quiero aquel caballo.
- ¿Ha mirado el precio?
Aquel es muy caro,
otro parecido
cuesta más barato.
- Pero quiero aquel,
envuélvamelo
que voy a pagarlo.
El dueño lo envuelve
y viendo el billete
piensa -lo ha robado-.
Le entrega el paquete
y le da la vuelta
de lo que ha sobrado.
Sale de la tienda
y aprieta en su mano
aquellas monedas
que le van quemando:
- Esto es todo de él
y voy a gastarlo.
Quiero que mañana
se sienta mi hijo
como un millonario.
Y compra pasteles,
más y más regalos,
hasta que no queda
ni un mísero chavo.
Brillantes los ojos
y sin haber cenado,
llega a la chabola
contento y cansado.
Deja los regalos
junto a sus zapatos
y muy despacio
para no despertarlo
contempla a su hijo
que sigue soñando.
Le besa en la frente
y dice muy muy bajo:
- Este año, hijo mío,
sí se han acordado.
¡Bendito sea
quien te lo ha pagado!.

sábado, 9 de mayo de 2009

AHORA, HABLAR CON LA VERDAD ES DE XENÓFOBOS

(Este escrito lo hice a finales de 2008)

Mariano Rajoy ha comentado ante los medios de comunicación que 180.000 inmigrantes cobran el paro en España y 20.000 andaluces salen camino de Francia para trabajar en la vendimia.

Está claro que hacer públicos estos datos molesta a gobernantes y gobernados. A los gobernantes, porqué les están sacando a la luz sus vergüenzas que ocultan celosamente, y a los gobernados por que se enteran de algo que no sabían y les cabrea de forma comprensible al ver como deriva este país.

Ni Rajoy ni nadie ha dicho que esto fuera ilegal, ni que los 180.000 inmigrantes que se benefician del subsidio de paro no tengan derecho a percibirlo, pues les corresponderá, sin duda, merced a sus correspondientes cotizaciones a la Seguridad Social.

Lo que el líder del PP ha venido a decir –y quien lo tenía que entender lo ha entendido, de ahí su cabreo- es que el Gobierno no desarrolla políticas adecuadas en materia económica y de inmigración, lo que está dando lugar a que 20.000 españoles, por primera vez en muchos años, tengan que salir a trabajar a otro país.

La cuestión creo que está lo suficientemente clara, pero como el Gobierno carece de argumentos para rebatir las críticas de Rajoy, recurre a la descalificación y al insulto y, para ello, vuelve a enseñar a Pepiño Blanco, que nadie podrá negar que para estos menesteres sí es un buen peón de brega.

Pues el señor Blanco exige a Rajoy que “arrime el hombro”, contrasentido manifiesto en el vicesecretario general del PSOE, partido en el poder que no admitió, ni admite, ni posiblemente admitirá, ninguna de las propuestas que, en las más diversas materias de gobierno, el líder popular ha presentado al Gobierno.

Abunda Blanco en la crítica y le dice a Rajoy que se deje de “chascarrillos”, cosa ya más comprensible en él que ha estado viviendo, hasta ahora, del “chascarrillo”, del insulto y del timo, y le puede resultar peligroso cualquiera que pueda suponerle competencia.

No es el caso de Rajoy, que utiliza la seriedad y la responsabilidad de estado, ante las mentiras y las bromas pesadas de un gobierno que navega sin norte y que llevará, sin duda, a España a estrellarse contra cualquier islote, y al que ya no le quedan argumentos ni credibilidad. Sólo les queda Pepiño Blanco que, en sí mismo, es un auténtico chiste.

A Rajoy, en determinados círculos o colectivos, se le ha tachado de xenófobo en un claro intento de sacar desprestigio a sus palabras. Sin embargo no parece que la estrategia haya triunfado y el mismo presidente popular se ha ratificado en sus palabras calificándolas de "puro sentido común".

La xenofobia no consiste en proclamar y hacer públicos los datos que ha mostrado Rajoy. Eso es el deber de todo político que no viva del engaño constante, y el derecho que tienen los españoles a saber que es lo que pasa en su país. Alguien tiene que decirles cuales van siendo los nefastos resultados de la gestión socialista.

Eso no es ser xenófobo. Xenófobo es, por el contrario, aquel que engaña y, para aparentar normalidad, les da a estos inmigrantes que han puesto la ilusión de sus vidas en nuestro país, un pez todos los días, en vez de enseñarles a pescarlo.

viernes, 8 de mayo de 2009

UNA ESPAÑA DE "TRACA"

Este es un país maravilloso donde no existe el paro. Todo el mundo trabaja y llega a fin de mes sin problemas. No tenemos déficit en nuestras cuentas públicas y nuestro producto interior bruto crece año tras año. Los españoles vivimos tranquilos porque sabemos que nuestras pensiones están aseguradas por muchos, muchísimos años, para nosotros y nuestros descendientes. Nuestro sistema financiero goza de una salud excelente y no encuentra el españolito ningún problema a la hora de conseguir un pequeño préstamo para sus caprichitos vacacionales, cambiar su coche o darse algún otro homenaje. No hay entidades bancarias en peligro de “tronar” por lo que el Estado está libre de emplear fondos públicos en su saneamiento. Esto es como la Arabia feliz de los cuentos de las “Mil y una Noches”.

Esto va tan bien, tan estupendamente bien, que nuestros representantes políticos no tienen, a penas, temas de debate serio en las cámaras parlamentarias.

Nuestras preocupaciones se reducen a nuestra salud (algo que siempre es tema de preocupación) y a estar pendientes de los vestidos de Carla Bruni y la princesa Leticia. Pero eso llega a ser aburrido. Muy aburrido.

Hay otros temas que pertenecen más al ámbito internacional, es decir, que no sólo nos afectan a nosotros si no también al resto de las naciones. Hoy tenemos en candelero la epidemia –a punto de convertirse en pandemia- de la gripe Porcina. Tenemos también el Sida, una lacra a la que el mundo no es capaz de poner límites, y sobre cuya prevención existen recomendaciones de determinados líderes mundiales que a España preocupan y contrarían hondamente.

A Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, no se le ha ocurrido otra cosa que manifestar que para prevenir esta enfermedad lo único que hay que hacer es evitar la promiscuidad. No valen preservativos ni historias semejantes. Y, claro, esto, para determinados diputados de la izquierda española, es inadmisible. Esto es un golpe bajo a los valores de unos políticos que se llenan la boca con la palabra libertad pero que no pueden consentir que determinadas personas manifiesten sus opiniones. No se trata de contraponer sus opiniones a las de aquel, no, se trata, simple y llanamente, de tratar de silenciarle.

Para ello, el Congreso de los Diputados, a iniciativa de algunos partidos de izquierdas -Izquierda Unida (IU) Ezquerra Republicana de Cataluña (ERC) e Iniciativa por Cataluña, los Verdes (ICV)- se prepara para reprobar al Papa que ha tenido la osadía de manifestar, con todo derecho, una opinión contraria a sus tesis.

El Partido Popular (PP) como es un partido de “retrógrados”, se opondrá frontalmente a esta iniciativa por dos razones fundamentales: Por el derecho de Su Santidad a emitir libremente sus opiniones y por el sinsentido que supone que las Cortes Españolas reprueben al líder de la Iglesia Católica y al jefe de un Estado cuyas opiniones ni son injuriosas para España ni atentan contra su ordenamiento jurídico.

Ese es el problema de no tener nada que hacer. Esa es la razón de que España vaya como va. Esa es la razón de que no nos quieran ni ver, ni por el "G-20", ni por la “Taberna del Irlandés”.

Esta es una España de auténtica “traca”. Si España no prescinde de muchos de sus dirigentes, que no espere grandes cambios por lo que al respeto internacional respecta. Y, por supuesto, hasta que esta gentuza no se ponga a trabajar en lo que a España verdaderamente interesa, que nadie espere cambios en nuestro “malestar” nacional.

Seguirá habiendo paro y más paro. Seguirá habiendo déficit en nuestras cuentas públicas. Nuestro PIB seguirá cayendo. La SS, en veremos. Y, por supuesto, donde no se nos verá será en los foros internacionales. Allí no quieren payasos, ya son bastantes ellos. Pero, eso sí, le hemos plantado cara al Papa...

jueves, 7 de mayo de 2009

DICEN QUE PUEDE QUE DIOS NO EXISTA

(Este pensamiento surgió a raíz de los carteles que fueron puestos en algunos autobuses donde rezaba "Puede que Dios no exista").

Puede que no. Entonces hay que empezar a creer que este mundo en el que vivimos es otra cosa totalmente ajena a lo que la historia nos ha venido contando.

La historia, toda la historia que en este mundo se ha escrito, desde Europa hasta América, desde América hasta Asia, desde Asia hasta Oceanía y la de todo el continente africano, más otros continentes que dicen que han existido anteriormente, como el caso de la supuesta Atlántida, de la que nos habla Platón, es pura mentira.

La humanidad siempre ha tenido necesidad de un Dios. Un Dios, fuera quien fuese, un ente superior que cuidara de nosotros. Podía estar representado por un sol, por una luna, por el fuego, por los fuertes vientos, por las galernas marinas o, simplemente, por la benigna climatología que nos proporcionaban las cosechas que nos daban de comer.

Todo eso, lo bueno y lo malo, siempre fue atribuido a un Dios, o sea, a un ser superior del que, desde que el mundo es mundo, sus habitantes han tenido clara su existencia, sin fisuras.

Hemos esperado al siglo XXI para comenzar a predicar que Dios no existe. Pero esto no se afirma con la valentía suficiente. Se dice que "puede que Dios no exista". ¡Claro, claro!

Pues, puede. Que duda cabe. Eso es una propaganda -semilla- que puede germinar en muchas gentes abrumadas por las necesidades de unos tiempos que no ofrecen nada. Nada de nada. Es un caldo de cultivo que puede resultar efectivo entre gentes que ya no creen en nada, porque nada tienen. A quienes no se les ha enseñado ningún principio ni ningún norte por el que vivir, ni ningún después por el que luchar.

Vamos en contra de la vida misma. Vamos en contra de toda la historia de la humanidad. Vamos en contra de Dios. De un Dios, interprétenle como quieran. De un Dios que la humanidad siempre ha admitido como tal.

En esta época que nos ha tocado vivir, ya sólo nos faltaba eso. Nos faltaba una corriente de pensamiento que proclamara que Dios "es probable que no exista". Pero no tiene el suficiente valor de decirlo a las claras. Es decir, una cuadrilla de timadores que pescan a río revuelto.

Para mí, Dios existe ¿cómo no va a existir? Es que si no ¿que pinto yo aquí? ¿Nunca han pensado en eso?

¡Que mundo! Hemos llegado a un mundo donde hasta los autobuses niegan la existencia de Dios. ¡Me lo expliquen!

El mundo de hoy no está sobrado de principios morales, y sin estos, una civilización no puede subsistir.

Yo nunca he sido proclive a profecías ni a previsiones agoreras que nos proclamaban grandes desgracias si no nos plegábamos a no sé qué cuantas historias.

A mí nunca me gustaron los mensajes “Marianos” de Fátima. Nunca ha sido mi religiosidad compatible con esas historias. Qué ocurre, ¿que lo que Cristo no consiguió en la tierra, se lo encarga ahora a su Madre en formas y maneras extrahumanas? Lo siento, pero no trago por ahí.

Lo que sí trago, y de lo que estoy convencida, es que a esta civilización le queda poco. Recuerden por qué cayó el Imperio Romano y otras civilizaciones superiores: Por la inmoralidad, por la falta de creencias, porque no había nada detrás en lo que creyeran, porque no entendían que hubiese ningún futuro después de la muerte, porque sus sentidos se habían quedado vacíos.

No hay peor cosa en esta vida que no tener en qué creer. Ahí es cuando nos viene la pregunta: Entonces ¿para qué estamos aquí…..?

Puede que Dios no exista. Puede. Pero, ¿entonces ……?

Esta pregunta me atormenta, aunque no tengo duda de que Dios existe. ¿Quién maneja, entonces, esta compleja maquinaria que es el mundo? ¿Quién controla nuestros impulsos?
Si ese, al que llamamos Dios, no existiera, ya hacía muchas “lunas” que nosotros tampoco existiríamos.

Ahora pueden llamarme lo que quieran. No lamento ser tan sincera.

miércoles, 6 de mayo de 2009

VUELVE EL HAMBRE A ESPAÑA ¡QUÉ VERGÜENZA!

(Este podría ser el relato de un hombre desesperado)

Aburrido. Aburrido y medio asqueado. No quería ni mirar por la ventana pues sabía el panorama que me iba a encontrar: una tarde sin color y sin amor. Una tarde desapacible y rencorosa. Una tarde de mierda, sin piedad de nadie. Una tarde de crisis, de falta de cosas en casa y de depresión profunda.

Me apetecía salir a tomarme una copa. Más que nada por ver si me volvía el ánimo, pero ¿copa?, ya ¿y con qué me iba a pagar yo esa copa?

Hacía un rato había hecho limpieza de mi cartera-monedero. Abultaba más de la cuenta y ya me molestaba en el bolsillo de atrás de mi pantalón.

Despejé la mesa y saqué todo. El DNI, para este lado junto con otras credenciales de algún club o sociedad de las que nunca frecuento pero que pago la cuota anual. Estas otras credenciales, mejor para este otro lado. Hay que darse de baja ¿para qué gastar este dinero inútil? Me levanté y tomé una bolsa de plástico de esas de la compra. Cuatro o cinco cupones de los ciegos, sin mirar, y ya caducados: ¡a la bolsa! Un par de décimos de lotería en igual situación: ¡a la bolsa también! Una pequeña hoja de papel con dos números de teléfono, uno móvil y otro fijo que ni pajolera idea tengo de quien pueden ser, y que también van a engrosar el contendido de la bolsa.

Un recorte de prensa que habla de unos arreglos que el Principado pretende hacer en mi pueblo, ¿para qué coño habré recortado yo esto? ¡pelotilla de papel: ¡también para la bolsa! Dos calendarios plastificados. Pero, si yo nunca los miro ¿Qué los quiero aquí abultando? La bolsa seguía aumentando su contenido. Otra hojita de cartón con dos números de cuentas bancarias anotados. Esto debo conservarlo pues son donde debo depositar la renta del piso, mientras pueda, y pagar la cuota de la comunidad de vecinos. Una tira del cajero automático que me indica el saldo de mi cuenta: -234,52 euros. Eso lo sé de sobra, así que a la bolsa.

Me quedaban todavía más papeles que eliminar. Entre ellos encontré dos fotos de tamaño carné. Eran de dos de mis hijos, de hace unos años. ¡Cuánto hacía que no las miraba! Cuanto han cambiado de entonces acá. Los estuve contemplando un rato…¡Qué putas las vais a pasar! Fue mi pensamiento ante sus caras infantiles.

¡Cómo ha cambiado mi vida!. Hoy estoy en el “paro” y dentro de dos meses dejaré de percibir el salario que ésta situación contempla. Tengo tres hijos. Uno ya trabaja algo, pero los otros dos son pequeños: uno tiene seis años y el otro doce. Ellos tienen que estudiar, vestir y comer algo. El de doce me dice, a veces, que no quiere salir a la calle. Sus amigos toman alguna Coca Cola, y el no puede hacerlo. Entonces le dicen que es un “rácano y un triste..”

A mí no me apetece, tampoco, levantarme por la mañana ¿para qué? ¿a dónde voy a ir? Yo tengo mi oficio y todos los que me conocen lo saben. Nadie me encarga nada. No hay trabajo. No puedo ir a tomarme ni un triste “blanco” porque eso resta unas simples patatas en casa.

No dejo de acordarme de mi padre. Mi padre hizo la Guerra entre el 36 y el 39. Me contaba que habían sido aquellos tiempos muy duros. Yo no lo recuerdo porque nunca pasé necesidad de alimentos. Podías comer simples patatas cocidas, pero te llenaban el estómago.

Hoy veo a muchas gentes revolver entre los contenedores (palabras modernas) para ver si encuentran un trozo de pan que llevarse a la boca o una fruta que no esté lo suficientemente podrida como para poder rescatar la mitad de la pieza.

Yo me veo así, sin tardar mucho. Es la puta realidad. En breve no tendré “paro”. Tengo una mujer y dos hijos que comen. Yo también como, pero puedo pasar algún día sin ello. También puedo pasar sin tomarme un vino, pero eso es lo de menos.

A uno de mis hijos, ayer le dolía la tripa. Yo pienso que será de algo que comió que no le hizo bien. Mi mujer dice que es cosa de nervios. Aquí todos estamos afectados por esta mierda que llaman “crisis”.

Vuelvo a recordar a mi padre que decía que, tras aquella guerra, España estaba encaminada ya por los caminos de la prosperidad y de la grandeza. En España, nunca más se volverá a pasar hambre.

Hoy, estuve a la orilla de la mar, arriba en el acantilado. Miré a la mar inmensa y pensé: ¡Qué coño pinto yo aquí! Yo estaría mejor entre estas aguas. Pero no pude hacerlo. Volví sobre mis pasos y, a medio camino, miré mi bolsillo. Tenía un euro con setenta céntimos. Sabía que en el bar próximo a mi camino, un vino (peleón, por supuesto) costaba ochenta céntimos. Lo pedí y me lo tomé. Cuando fui a pagar me dijeron que estaba invitado. No quise ni mirar quien lo había hecho. Es más, allí no había nadie…..¡Qué casualidad!

Cuando llegué a casa, sin pararme en ningún otro lugar, le dije a mi esposa: ¿Querrán los críos una Coca-Cola? Tengo un euro con setenta céntimos que a mí no me hace falta para nada……

¡Gracias, señor Zapatero! Gracias a usted tenemos esta España en la que nunca, según mi padre, se volvería a pasar hambre.... Siga riéndose...

martes, 5 de mayo de 2009

CARTA A MI AMADA ESPAÑA

Amada España:

Siempre orgullosos de lo nuestro y de los nuestros. Siempre orgullosos de ti, país milenario y glorioso, y no sin razones sobradas. España retorcida, inhumana muchas veces, pisoteada y ultrajada tantas veces por tus propios hijos, pero siempre digna. España capaz de las más gloriosas gestas que la humanidad ha conocido. España saqueada hasta la extenuación; incomprendida, malquerida, conquistada y conquistadora, sangrada y doblegada. España de paladines, de genios, de guerreros y de monjes, de marinos y de adelantados. Tú, la España que has escrito una de las historias más admirables que el mundo ha conocido. Una epopeya inimaginable, una Biblia sin dioses ni profetas, un testamento imperecedero.

De Viriato a don Pelayo, del Cid al Gran Capitán, de Berceo a Velazquez, de Pizarro a Cortés, de Quevedo a Picasso, de Ignacio de Loyola a Escrivá de Balaguer, de Cánovas a Pablo Iglesias. Todos forjadores de esta España inmortal, mítica y legendaria, indiana y provinciana, esteparia y marinera.

España de corridas de toros, de coplas y paseos bajo los álamos. De siesta y procesión. De iglesia y de taberna. España que se equivoca y llora sus errores, pero incapaz de aprender de ellos. España plañidera y conformista, fácil de regalarte el oído. Que gustas de los cantos de sirenas y no aprendes que esos cantos te llevan siempre a estrellarte contra los arrecifes traicioneros.

Vuelves a las andadas, España. Vuelves a sonrojarte y no eres capaz de reaccionar. ¿Dónde está aquella furia y aquel orgullo que tan patente quedó en aquel glorioso dos de mayo, plantándole cara al gabacho? ¿Qué queda de aquel respeto y admiración que el mundo sentía por ti? ¿Quién te ha puesto en esta situación?

Ya no es la primera vez que te hunden los despropósitos, la deslealtad y la incoherencia de tus dirigentes, pero siempre has sabido reaccionar con bravura y con orgullo. ¿Qué te ocurre hoy que pareces entumecida y fuera de la realidad?

Debes recordar quien eres, y sobre todo, quien fuiste. Debes recordar que civilizaste medio mundo y que tus hijos escribieron gestas que te dieron la mayor de las glorias. Y debes recordar quienes te hicieron grande y quienes te tiraron por los suelos. Pero no tardes, España. No tardes porque entonces se hará más dolorosa tu desgracia y más difícil tú remedio. Tu cabeza debe volver a serenarse y la sangre a correr por tus venas como ríos de esperanza.

De nada vale lamentarse y llorar como Boabdil. Hay que reaccionar y levantarse como hiciste siempre. Habrá que decirle a alguien que se vaya y tendrás que elegir de nuevo. Pero a ese nuevo tendrá que quedarle claro que su obligación es solucionar tus problemas. El bienestar de tus ciudadanos. Recuperar tu prestigio internacional y hacer que seas respetada en el mundo. Debe de quedarle claro que los problemas, los graves problemas que padeces, no se arreglan cambiándole el nombre a las calles de tus ciudades, ni reprobando al Papa en el Parlamento español porque a algunos de sus integrantes no les gusta su doctrina, ni investigando que pasó en Guantánamo con los taliban. Debe quedarle claro que tienes una Constitución –ley fundamental- que dice que todo español tiene derecho al trabajo, a la cultura, a la sanidad y a elegir libremente la lengua en la que quiere hablar, que tu eres rica en lenguas y a ninguna desprecias ni impones. Que eres igual de Este a Oeste y de Norte a Sur. Que si tienes un euro, es para todos en igual proporción y que no hay españoles de primera ni de segunda clase. Que las leyes son para ser cumplidas por los de izquierdas, derechas y centro, por los ciudadanos y por los gobernantes. Que los políticos están para servirte y no para que tu les sirvas, y que los jueces están para juzgar y no para conspirar a favor de determinados partidos políticos. Y que, en definitiva, tú estás por encima de cualquier ideal político.

Es simplemente eso. Esta vez no hay que tomar las armas. Simplemente con comprender y hacer comprender esto, podrás salir adelante. Pero para esto también hace falta coraje.

Si consigues esto, volverás a ser grande. Tus ciudadanos vivirán en paz y prosperidad y se volverá a reír en las calles, porque habrá trabajo y no miseria. No tendrás que sonrojarte cuando tus representantes salgan al exterior a mostrar su patetismo y te enorgullecerás de lo que puedes aportar a la comunidad internacional.

Es muy fácil, España. Tú puedes hacerlo. De peores situaciones has salido y no vas a ser menos ahora. Pero debes aprender la lección. Olvídate de aventureros y validos del tres al cuarto que te llevan chupando la sangre desde hace siglos. Debes escoger entre la seriedad y la demagogia. Tú, sólo tú, tienes la palabra.

Me dueles, España, pero eso lo soporto. Lo que no soporto es verte así.